Cristóbal Colón en España y travesía del Atlántico



II. Colón en España


Cristóbal ColónNo habiendo podido convencer al rey de Portugal, Cristóbal Colón se dirigió a España para hacer parte de su proyecto a los soberanos españoles. En 1484 obtuvo una entrevista con el superior del monasterio de la Rábida (Huelva), Juan Pérez, quien sucedió que era el confesor de la reina Isabel la Católica. Este hombre de la Iglesia se mostró muy interesado por el proyecto de Colón y arregló una cita con la reina de España.

Colón impresionó mucho a la reina Isabel. Ella fue tan seducida por su prestancia como por los relatos que le hizo, describiendo navíos cargados de oro y especias. Desgraciadamente, la guerra de reconquista que ella llevaba contra los árabes era más urgente. Los proyectos de Colón fueron aplazados para más tarde.

El 1 de enero de 1492, los reyes católicos tomaron la ciudad de Granada, terminando con la dominación árabe en España. Era la euforia en todo el reino e Isabel logró convencer a su esposo, el rey Fernando, de financiar el viaje de Cristóbal Colón. El 17 de abril de 1492, el rey firma las "Capitulaciones" de Santa Fe, haciendo de Colón Gran Almirante del Mar Océano, Vice-Rey de las Indias, propietario y gobernador de todas las tierras que descubriera.

En Palos de Moguer (Huelva), Colón debía reclutar su equipo. Pero los candidatos fueron poco numerosos. Asustados por semejante expedición muchos marinos rehusaron seguirle. Hubo entonces que reclutar hombres poco recomendables. Una centena de marinos vascos y andaluces fueron finalmente contratados. Para comandar las tres frágiles carabelas que se habían dignado conceder a Colón, obtuvo la ayuda de los hermanos Pinzón. Martín Alonso Pinzón comandaría la Pinta, Vicente Yáñez Pinzón dirigiría la Niña mientras que Colón estaría al comando de la Santa María. La víspera de la partida, los marinos se reunieron en la pequeña iglesia de Palos y se pusieron a rezar, asustados por el viaje que les esperaba, rememorando los cuentos de monstruos terribles que poblaban el gran océano. El 3 de agosto al alba, las tres carabelas pusieron rumbo hacia las Canarias.


III. La travesía del Atlántico


Antes de la partida, Cristóbal Colón había asegurado a sus compañeros que tocarían tierra al cabo de 750 leguas (4000 km) y un mes de navegación. Hasta el 22 de agosto el viaje pasaba como todo el mundo lo esperaba. Pero ciertos marinos comenzaban ahora a tener miedo de no volver a ver jamás las costas españolas. Colón logró darles confianza y el viaje prosiguió sin obstáculos hasta el 6 de octubre. No había viento, las naves no avanzaban más. Los marinos vascos, sintiéndose perdidos, se amotinaron e intentaron tirar a Colón por la borda. Pinzón alcanzó a hacerles entender razones.

El 10 de octubre, fue casi la totalidad de los marinos que se amotinaron. Se sentían engañados. Fue entonces que el almirante les propuso de dejarles el control de la flota si el viento no se levantaba en las próximas horas y si no percibían ningún índice de tierra cercana. Por fortuna un trozo de madera talada vino a rozar el casco de la Pinta. Después se recogió un ramo portador de pequeñas flores. Esto no dejó ninguna duda más, la tierra estaba cerca.

En la noche del 11 al 12 de Octubre todos los ojos escrutaban el horizonte. Eran las 2 de la mañana cuando un golpe de cañón es tirado por la Pinta. Juan Rodríguez, un marinero de Sevilla, a reparado la tierra. Pero no tocará la prima prometida por la reina a aquel que viera primero la tierra. Cristóbal Colón se la apropiará pretendiendo haberla visto primero. Al salir el sol, la visión era maravillosa. Los marinos pudieron admirar una isla tropical cubierta de una vegetación lujuriante, bordeada de playas de arena blanca, en medio de un agua turquesa. Desde el navío los hombres percibieron hombres y mujeres desnudos con piel morena.




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