En el corazón de la selva del Petén, en una atmósfera húmeda donde resuenan los aullidos de los monos-araña y los rugidos de los jaguares, se levantan las ruinas gigantescas de la más extraordinaria ciudad maya.
Tikal, "el lugar de los ecos", fue durante dos mil años la ciudad más grande del mundo maya. Estuvo habitada desde el siglo VII a.C. Sólo fueron encontradas algunas cerámicas de la época.
Los primeros edificios datan del siglo II a.C. Tikal fue influenciada por las civilizaciones que vinieron de las montañas de Guatemala y por los olmecas que llegaron desde el Golfo de México.
Durante el período clásico, es decir, del siglo III al X, Tikal llegó a su apogeo con la construcción de inmensas pirámides, cuya cresta domina la cima de los árboles más altos de la selva del Petén. Desde lo alto de estas pirámides, el visitante tiene una vista extraordinaria de la selva, sobre todo cuando la bruma parece envolverlo todo.
En los siglos V y VI, Tikal sufrió la influencia de Teotihuacán; después la ciudad desaparece debido a invasiones de tribus que vinieron de la meseta mexicana.
La ciudad estuvo habitada hasta el siglo XIII antes de caer en el olvido en la selva que la cubrió completamente.
La ciudad de Tikal fue ocupada por casi 1,500 años, partiendo desde el Preclasico Medio (800 a.C.) hasta su abandono en el siglo IX d.C. Las estructuras y monumentos encontrados en el sitio relatan la importancia que tuvo en Tikal la medición del tiempo en Cuenta Larga y la conmemoración del inicio de varios períodos de K'atunes y del B'aktun 9.