No queda mucho de la antigua capital de los aztecas. Hernán Cortés y los españoles arrasaron la ciudad para construir sus iglesias y residencias coloniales.
Sólo algunos vestigios del pasado son visibles, como las bases del "Templo Mayor", la pirámide erigida en honor a Huitzilopochtli, el dios tutelar de los aztecas.
Fue en 1978 cuando se descubrió por casualidad el Templo Mayor de Tenochtitlán durante unos trabajos de renovación de México. La mayoría de los edificios se encontraban bajo la catedral. No era cuestión de demolerla, pero por suerte, el templo principal se encontraba algunos metros detras.
Lo que se ha podido sacar a la luz no es fantástico, pero tiene un alto valor simbólico. La arquitectura de Tenochtitlán es bien conocida. Una maqueta de la antigua ciudad se encuentra en el Museo de Antropología de México.
Si se ha podido "reconstruir" tan fielmente la ciudad, es porque ella había impresionado a los españoles, que la vieron en su momento de apogeo, e hicieron una descripción muy detallada, después de haberla arrasado.
Según la leyenda, Tenochtitlán fue construida por los aztecas en el año 1325 en el lugar donde habían visto un águila sobre un cactus devorando una serpiente. Desgraciadamente, el lugar era pantanoso. Pero los aztecas, expulsados por todas las tribus del lago Texcoco, no se resignaron y crearon una verdadera ciudad lacustre que llegó a ser un gran centro de comercio.
El Templo Mayor de la Gran Tenochtitlan, es el centro mismo del Imperio. En él se encuentran los restos del que fuera el venerable edificio principal de la antigua ciudad... una visita guiada por los especialistas de Turismo Cultural del INAH.