Las civilizaciones precolombinas : Los Aztecas - Segunda parte



El desarrollo del Imperio Azteca


Cabeza de serpiente

Maxtlatzin, hijo de Tezozomoc, sucede a su padre en el trono de Azcapotzalco. El no esconde jamás su odio contra los aztecas que debieron soportar nuevos impuestos. Estos eligieron a Itzcoatl, hijo de Acamapichtli, para suceder a Chimalpopoca. Ante la amenaza tepaneca, Itzcoatl se aprestaba a reconocer a Maxtlazin como soberano todopoderoso del valle.

Pero en ese momento intervino un hombre que iba a cambiar para siempre el destino de los aztecas, que iba a hacer pasar a su pueblo del estado de subordinado al de dominante.
Tlacaelel, hijo de Huitzilihuitl, logró convencer a los señores aztecas de la necesidad de no aceptar la sumisión y de luchar contra los tepanecas. Los aztecas se unieron a las ciudades que se encontraban bajo el yugo de los tepanecas. De la unión de Tenochtitlan, Tacuba y Texcoco nació la Triple Alianza. Esta nueva fuerza, dirigida por Itzcoatl, Tlacaelel y su hermano Moctezuma, y el príncipe Nezahualcoyotl de Texcoco, iba a infligir grandes derrotas a los tepanecas, hasta la caída de Azcapotzalco en 1428.

La reforma de Tlacaelel


Después de esta victoria, Tlacaelel recibió el título de Cihuacoatl, consejero supremo del rey, y se aplicó una reforma completa de la sociedad. Con él nació la visión mística guerrera del pueblo azteca que se consideró la nación elegida del sol. Tlacaelel decidió consolidar el poder azteca bajo una reforma ideológica. Hizo quemar los viejos códigos de los pueblos vencidos para reemplazarlos por aquellos de los Mexicas. Los libros de historia iban a volverse instrumentos de dominación. Los viejos dioses tribales fueron conservados pero los aztecas ubicaron en primer rango sus divinidades más destacadas: Huitzilopochtli y su madre Coatlicue, la diosa de la Tierra.

Concepción del mundo


Los aztecas consideraban que antes habían existido varios soles. Habían sido el sol de la tierra, seguido de aquellos del viento, del fuego y del agua. Todos perecieron en un cataclismo. El quinto sol fue creado en Teotihuacan. Los dioses se reunieron para designar a quien tendría el honor de encarnar al nuevo astro. Este Sol era el del movimiento. Pero, como los precedentes, su destino era desaparecer también en un cataclismo. Es esta perspectiva pesimista el origen de la visión místico-guerrera de los aztecas. Tlacaelel logró persuadir a los sabios de que se podría evitar la muerte del Sol alimentándolo de agua preciosa. Este líquido era la sangre de seres humanos que habría que sacrificar para asegurar la supervivencia del astro solar. Para que no falte jamás el agua preciosa, Tlacaelel instaura el principio de las "guerras floridas" entre las ciudades de la Triple Alianza. El objetivo era de obtener suficientes prisioneros para los sacrificios. Para que el Sol viviera, la guerra se volvía indispensable. Los aztecas justificaban entonces sus conquistas por la misión suprema que debían cumplir.
En todo el valle de México los nuevos códigos ilustraron la potencia de Huitzilopochtli y la grandeza del pueblo mexica.

El esplendor del Imperio Azteca


A la muerte de Itzcoatl en 1440, Moctezuma Ilhuicamina, hijo de Huitzilihuitl y hermano de Tlacaelel, fue elegido quinto Tlatoani de los Aztecas. Tlacaelel quedó como el consejero supremo del rey. Juntos prosiguieron la expansión del imperio, enfrentando a los huastecas y los mixtecas, mucho más allá del valle. Los tributos provenientes de las regiones sometidas a los aztecas afluían a Tenochtitlan: piedras preciosas, plumas de todos los colores, cacao, plantas, animales... Jamás tantas riquezas habían llegado a la capital. Grandes trabajos de embellecimiento y agrandamiento fueron llevados a cabo durante este período. Tlacaelel ordena entonces la construcción de un templo suntuoso a la gloria de Huitzilopochtli. Pero a partir de 1446 los aztecas debieron afrontar toda una serie de calamidades. Las langostas arrasaron las cosechas. En 1449, Tenochtitlan fue inundada. Después las heladas y la sequía de los años 1450 a 1454 trajeron el hambre. Por suerte 1455 fue un año favorable gracias a sus lluvias generosas. Las cosechas de maíz fueron importantes y los aztecas pudieron llenar sus silos.
Por razones comerciales y estratégicas las guerras se reanudaron. Pero los Tlaxcaltecas opusieron a las fuerzas de la Triple Alianza una feroz resistencia. En 1458, Moctezuma se apodera de Coixtlahuaca y somete a los mixtecas. Era una victoria importante porque ella abría a los aztecas la ruta hacia Guatemala. Los huastecas y los totonacas en la región del golfo, no tardaron ellos tampoco en caer bajo el golpe de los aztecas. Sin embargo la posición de estos últimos no estaba asegurada en las regiones más alejadas de Tenochtitlan. La elite de la armada, compuesta de los "caballeros águila" y los "caballeros tigre", era muy limitada para controlar un territorio tan vasto. Entonces los aztecas debieron transigir con las tribus sumisas. Imponiendo su culto a Huitzilopochtl, ellos toleraron las divinidades de los pueblos conquistados. Ciertas naciones eran exoneradas de impuestos a cambio de su contribución en guerreros.

En el valle de México, Texcoco, la principal aliada de Tenochtitlan, recibía una parte de tributo idéntico a la de su poderosa vecina. Eso le permitía desarrollarse considerablemente. Texcoco se volvió un centro cultural de primera importancia, gracias a su soberano Nezahualcoyotl, el príncipe poeta. El restableció en su ciudad los valores humanistas de Quetzalcoatl y fue considerado como un gran sabio.

Después de un largo reinado de 29 años, Moctezuma murió en 1468. Los señores aztecas ofrecieron el trono a Tlacaelel, quien lo rechazó. Consciente de su inmenso poder como Cihuacoat, consejero supremo del rey, Tlacaelel prefirió conservar su rango cerca del nuevo tlatoani Axayacatl, nieto de Itzcoatl. Juntos prosiguieron la expansión del imperio azteca. Sin embargo, las fuerzas de la Triple Alianza sufrieron su primer gran revés contra las tropas tarascas de Michoacán. Pero lejos de desanimarse, los aztecas continuaron sus guerras de conquista.

Fue al final del reinado de Axayacatl que se apagó Tlacaelel, el gran reformador de la nación azteca. El rey murió poco tiempo después, en 1481. Tizoc, hermano de Axayacatl, fue elegido séptimo Tlatoani. Pero no brilló por su ardor para combatir y reforzar la potencia azteca. Es su hermano menor Ahuizotl, elegido octavo Tlatoani a la muerte de este último en 1486, quien proseguirá el ideal místico-guerrero de Tlacaelel. La construcción del suntuoso templo dedicado a Huitzilopochtli se acabó bajo su reinado, y numerosas víctimas fueron sacrificadas para esta ocasión. Ahuizotl combatió hasta Guatemala y se atribuyó el embellecimiento de Tenochtitlan. Él ordenó la construcción de un acueducto para traer el agua de Coyoacán a la capital. Pero esta obra sería la causa de su muerte. En 1502, Tenochtitlan se inundó y el rey pereció en la catástrofe.

La caída del Imperio Azteca


Moctezuma Xocoyotzin, hijo de Axayacatl, fue elegido noveno Tlatoani. Era un hombre muy sabio pero que pasaba largos momentos meditando en los templos de la ciudad. Confió los puestos más importantes del imperio a los hijos de señores de Tenochtitlan, Texcoco y Tacuba. Después, refuerzó el poder azteca en las regiones más inestables. Pero sufrió una aguda derrota contra Tlaxcala en 1515. Un revés muy inquietante para Moctezuma, quien, sumergido en una profunda reflexión religiosa, veía en cada acontecimiento las señales de un trastorno muy próximo. Los aztecas creían que los tiempos estaban divididos en ciclos de 52 años. Cada uno de esos ciclos podía terminarse por un cataclismo que pondría fin al Sol. Por lo tanto, este período debía acabarse en 1519. Une serie de presagios venían atormentando el espíritu de Moctezuma. Vio un cometa una noche cuando meditaba. Después, uno de los templos de Tenochtitlan se quemó. Y cuando se le anunció la llegada de extranjeros de piel blanca, venidos del mar, Moctezuma no pudo impedirse pensar en los antiguos códigos que predecían el retorno de Quetzalcoatl.

Fue así que el 8 de noviembre de 1519, una pequeña armada de españoles llegó a Tenochtitlan sin que a los Aztecas les molestara verdaderamente su avance. Moctezuma temió este encuentro, y cuando él se encuentró frente al capitán español, Hernán Cortés, se sintió aliviado, imaginándose delante del dios Quetzalcoatl que regresaba a tomar posesión de sus tierras. Cortés había comprendido pronto la ventaja que podía tener esta situación. Y si las fuerzas de la Triple Alianza eran infinitamente más numerosas que las españolas, el conquistador había sabido reunir a las tribus Chalcas, Tepanecas y Tlaxcaltecas, quienes no aceptaron la dominación azteca. Los españoles pasaron rápidamente al asalto; la nobleza de la Triple Alianza fue diezmada y Moctezuma fue aprisionado y después muerto. Los sobrevivientes mexicas intentaron resistirse, pero después de un largo sitio, Tenochtitlan cayó el 13 de Agosto de 1521. El imperio azteca se estaba derrumbado.



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